Hay libros en la Biblioteca Pública Universitaria que fueron censurados durante la Colonia
Hay libros en la Biblioteca Pública Universitaria que fueron censurados durante la Colonia
Durante la tarde del jueves 27 de noviembre, en la Biblioteca Pública Universitaria, se realizó la última conferencia del Tercer Ciclo del Seminario Marcas de Fuego, titulada Letras prohibidas: censura y proscripción de la literatura jesuítica en el orbe hispánico, impartida por la Doctora Malinalli Hernández, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
En su plática, la investigadora del Fondo Antiguo de la Biblioteca Pública Universitaria, habló de los libros prohibidos por el Santo Oficio y sobre todo de la censura de los libros de la Compañía de Jesús y en general de los libros que guardaban los jesuitas en sus bibliotecas. Fue una persecución durante una parte del siglo XVIII.
A pesar de ello, los libros de la Compañía de Jesús lograron salvarse y volver a los estantes de las bibliotecas. Tan es así que en el Fondo Antiguo de la Biblioteca Pública Universitaria actualmente hay ejemplares de libros censurados, que no fueron destruidos allá por 1867 y por tanto son legados patrimoniales, dijo Milenalli.
Explicó la investigadora nicolaita que allá por el año 1766 se fimó el Dictamen Fiscal de la expulsión de los jesuitas de España, esto para facilitar la censura de los libros. Milenalli menciona en su trabajo de investigación a autoridades y personajes que buscaron legalizar la censura y para ello hicieron varias listas para diferenciar libros, que ellos consideraban peligrosos y estaban bajo observación.
En la Ciudad de México se concentraron peritos libreros, censores y cazadores de libros prohibidos, dijo Milenalli, quien agregó que muchos libros resistieron la censura y al Santo Oficio porque hubo colegios que tenían los libros abandonados y afrontaron plagas de ratones tirando los libros, que eran rescatados por personas que gustaban de leer.
También se supo que en el Colegio de San Gregorio se registró un ladrón de libros e incluso se sabe de un ladrón por encargo, que se brincaba las paredes del Colegio de San Nicolás para buscar libros que le encargaban estudiantes de Medicina. Y por tanto esos libros lograron sobrevir.